A medida que se acortan los días y llega el frío, pasamos más tiempo en interiores, nos exponemos menos al sol… y nuestros niveles de vitamina D descienden. Este detalle, que muchos pasan por alto, puede tener un impacto directo en el dolor articular, la salud ósea y la capacidad de recuperación del cartílago.
La “vitamina del sol” y tus articulaciones
La vitamina D no es solo importante para los huesos: también interviene en la formación del cartílago, la regulación de la inflamación y el equilibrio del sistema inmunitario.
Cuando existe déficit, las articulaciones se vuelven más vulnerables, aumenta el dolor en pacientes con artrosis y disminuye la respuesta a los tratamientos regenerativos.
En los meses de otoño e invierno, la radiación UVB que permite su síntesis cutánea desciende tanto que, en la mayoría de España y Europa, es prácticamente imposible alcanzar niveles óptimos solo con la exposición solar.
Cómo exponerse al sol de forma inteligente
Durante los meses de primavera y verano, la mejor forma de mantener unos niveles adecuados es con exposición solar directa (sin cremas con filtros químicos) en las horas de luz roja —es decir, primeras horas de la mañana y últimas de la tarde—.
Basta con 10 a 20 minutos diarios mostrando cara, brazos y piernas para activar la producción natural de vitamina D, evitando el riesgo de daño solar.
En cambio, en invierno, incluso aunque salgas a caminar, la inclinación del sol hace que la radiación útil para sintetizar vitamina D sea insuficiente, por lo que suplementarse se vuelve esencial.
Por qué conviene controlar y suplementar en invierno
Un déficit prolongado de vitamina D puede provocar:
- Dolor óseo y muscular difuso.
- Aumento del riesgo de artrosis y pérdida de masa ósea.
- Fatiga, bajada de defensas y peor recuperación tras ejercicio o cirugía.
Por eso, durante los meses fríos es recomendable comprobar los niveles mediante una analítica de sangre.
Conocer tu nivel exacto de vitamina D permite ajustar la dosis de forma personalizada y segura, evitando tanto el déficit como el exceso.
En muchos casos, la analítica muestra niveles insuficientes, y es entonces cuando conviene suplementar con vitamina D3 acompañada de K2, que mejora su absorción y evita depósitos cálcicos indeseados.
Esta combinación ayuda a mantener huesos fuertes, articulaciones estables y una buena función muscular.
Una ayuda práctica: suplementación con BeLevels
Una forma sencilla y segura de mantener niveles óptimos es recurrir a complementos de calidad contrastada.
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Conclusión: prevenir el déficit es cuidar tus articulaciones
En los meses de menos luz, mantener niveles adecuados de vitamina D es una de las formas más simples y efectivas de proteger tus articulaciones, reforzar tu sistema inmune y mejorar tu bienestar general.
Recuerda: moverte, exponerte al sol con sentido y suplementarte (si es necesario, tras analítica) son tres pilares para mantener tus articulaciones jóvenes y funcionales.
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