La artrosis de los dedos se produce por un desgaste del cartílago de estas articulaciones. Suele producir dolor, rigidez, dificultad para mover los dedos y deformidad. La edad de inicio suele ser por encima de 50 años y es más frecuente en mujeres. La causa de la artrosis de las manos se cree que es la consecuencia de una suma de factores genéticos y ambientales. Aunque el componente hereditario o genético es muy patente en las articulaciones interfalángicas distales (de la punta de los dedos) y el paciente suele recordar que “su madre o su abuela tenían las manos así”.
Por otro lado, el componente ambiental puede tener un papel importante en el desarrollo de artrosis en el resto de las articulaciones de la mano. Es habitual que personas que han realizado trabajos manuales repetitivos presenten artrosis de las articulaciones interfalángicas proximales y en la base del dedo pulgar o trapecio-metacarpiana. El hecho de haber sufrido una fractura o inflamación persistente en alguna articulación favorece el desarrollo de artrosis de esta articulación a edades más temprana
El diagnóstico de la artrosis se realiza teniendo en cuenta los síntomas que explica el paciente así como la exploración realizada por un médico especialista, así como pruebas complementarias, como pueden ser radiografías. El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y mejorar la calidad de vida, pues de momento no hay cura para esta patología.
Desde un abordaje clásico se dispone de varias alternativas: medidas físicas con fisioterapia y rehabilitación, fármacos como antiinflamatorios, infiltraciones de corticoides y cirugía en los casos más severos y limitantes. En la actualidad la medicina regenerativa está encontrando un hueco en este tipo de pacientes que no quieren o no pueden tomar antiinflamatorios y corticoides, debido a sus efectos colaterales.
El tratamiento con concentrado de monocitos es la alternativa regenerativa para ayudar al control del dolor, mejorar la función de los dedos, ayudan a preservar el cartílago y frenar la evolución de la enfermedad. Se realiza con la propia sangre del paciente por lo que no hay posibilidad de rechazo y de manera ambulatoria con anestesia local.
Hoy os presento a Peñitas, una paciente de 70 años diagnosticada de artrosis de los dedos de ambas manos. Acudió muy limitada del dolor para cualquier gesto diario, como era coger un cubierto para comer, coger un trapo o el roce con las sabanas. La única solución que le daban era parafina, antiinflamatorios y analgésicos e infiltraciones con corticoides.
Acudió a mí consulta a través de su hija para valorar algún tratamiento regenerativo para aliviar el dolor y mejorar la movilidad de los dedos. Tras 4 semanas de la realización de tratamiento local con monocitos de manera ambulatoria, refiere no tener dolores y la movilidad de todos sus dedos y mano han mejorado enormemente. Puede hacer cosas que antes le limitaban mucho. No ha tenido ningún efecto adverso ni tuvo que tomar ningún analgésico postratamiento. Según sus palabras: “Está alucinada del resultado”. Incluso el invierno pasado no ha sufrido de ninguna crisis y ha podido hacer una vida normal.
Está contenta con su decisión y feliz de haberse realizado este tratamiento regenerativo y saber que está contribuyendo a tener una salud articular plena y a frenar el avance de su enfermedad. Es más independiente para su vida diaria y su hija no tiene que ayudarla tanto. Si estás en la misma situación que Peñitas o tienes algún familiar o conocido que lo está, no dudes en recomendarles que pida consulta en mi consulta y poder valorar su caso de manera concreta e individual para poder mejorar de esos dolores de dedos y manos.