El síndrome subacromial representa un conjunto de patologías de la articulación del hombro que incluye la bursitis subacromial, tendinopatía y rotura de los tendones de los músculos rotadores o también llamados manguitos rodadores; así como también la tendinitis calcificante. Dentro de todos estos la lesión más común es la tendinopatía del manguito rotador, en especial la tendinopatía del supraespinoso.
El síndrome subacromial es una lesión por elevación y uso excesivo del hombro en tendones con cierto grado de desgaste y que provoca dolor en la parte frontal o lateral del hombro. Con frecuencia este dolor se irradia hacia la cara lateral del húmero. El dolor suele ser más intenso por la noche al tumbarse en la cama, dificultando mucho el sueño y también suele existir mucho dolor al levantar el brazo por encima de la horizontal del hombro.
El dolor de hombro es muy común en la población adulta de más de 40 años, llegando a crear una incapacidad funcional en las actividades de la vida diaria, como el peinarse, ponerse una camisa o abrocharse el sujetador. En trabajos en los que se hace un uso repetitivo y prolongado del hombro puede suponer la baja laboral. El dolor del hombro tiene un gran impacto en la calidad de vida física y mental del paciente.
¿Qué causa el dolor de hombro subacromial?
La causa de este síndrome es un estrechamiento del espacio que hay entre la cabeza del húmero y una parte de la escápula denominada acromion. En este espacio (subacromial) se encuentran los tendones del manguito de los rotadores (principalmente el tendón supraespinoso) separados del hueso acromion por una bolsa (bursa subacromial) para que deslicen, y al existir un menor espacio en este hueco existe un roce con los tendones y se produce la inflamación y el dolor, que de ser prolongado puede llegar a producir roturas parciales e incluso totales del tendón.
La disminución de este espacio subacromial ocurre principalmente por una alteración de la anatomía del hombro (acromion en forma de gancho) o por el desarrollo de artrosis en la articulación del acromion con la clavícula o por inflamación progresiva de los tendones del hombro por movimientos repetitivos. El uso repetido del hombro durante años (especialmente en personas que trabajan con los brazos por encima de la cabeza) lleva a una inflamación en la bursa primero, y una afectación de los tendones después (lo más frecuente el supraespinoso).
La historia natural de este síndrome es pasar por tres fases:
1) Bursitis en los pacientes más jóvenes, con dolor sólo después del esfuerzo.
2) Tendinopatía del Supraespinoso en los pacientes de mediana edad: el tendón se inflama y fibrosa por el roce constante. El paciente tiene dolor durante el esfuerzo y dolor nocturno al acostarse. En ocasiones también se puede calcificar el tendón produciendo importante dolor y difícil movilización.
3) Rotura de Manguito: Se rompe el supraespinoso aisladamente, o acompañado del resto de tendones del manguito (infraespinoso, subescapular..). El paciente puede tener dolor e incapacidad funcional permanentemente en el hombro.
¿Qué síntomas tiene el Síndrome Subacromial?
El síntoma inicial es un dolor en la parte anterior y lateral del hombro. Este dolor se puede irradiar por el brazo llegando incluso hasta el codo.
Conforme la enfermedad avanza el dolor se desplaza por el brazo, sobre todo en la zona anterior si hay afectación del tendón del bíceps, que pasa justo por al lado de donde se produce la inflamación. Si el cuadro avanza, se suelen producir contracturas musculares de los músculos del cuello, que pueden llegar a ser muy molestas. En los casos evolucionados en los que se rompe el supraespinoso aparece junto al dolor una pérdida de fuerza y movilidad.
¿Cómo se diagnostica el Síndrome Subacromial?
Únicamente con la historia clínica que relata el paciente es suficiente para sospechar este síndrome, debido a su frecuencia y a sus típicos síntomas de dolor nocturno. La exploración clínica donde pedimos una serie de movimientos del brazo podemos saber qué tendón puede tener afectado, según la limitación del movimiento en cada uno de los gestos que le pedimos hacer.
Para la confirmación podremos pedir alguna prueba complementaria como:
– Ecografía y Radiografía: sirven para ver el espacio y las calcificaciones, así como la bursa y ver las roturas en los tendones del manguito
– Resonancia Magnética: nos valora además de las roturas, el estado del tejido de cara a una reparación quirúrgica.
¿Cómo es el tratamiento del Síndrome Subacromial?
El tratamiento del síndrome subacromial en su fase inicial es conservador (no quirúrgico), excepto en aquellos pacientes con un dolor exagerado que no quieran, o puedan, someterse a los meses que dura este tratamiento. La combinación de terapia antiinflamatoria + hielo + un programa correcto de musculación y fisioterapia puede mejorar el dolor en alrededor de un 80% de los casos, aunque se suele tardar varios meses en notar esta mejoría.
Aparte de este tratamiento también hay que valorar otras medidas coadyuvantes como son:
Correcciones posturales o biomecánicas: Evitar actividades en que se trabaje con los brazos por encima de la cabeza, donde el pinzamiento es máximo. En caso de necesitar trabajar por los brazos en alto será siempre mejor subirse en algo para estar más alto, y con ello los brazos no tendrán que subir. Lo ideal es que los brazos no tengan que subir más allá de los 90º que sería aproximadamente que el codo no suba por encima del hombro.
Programa de ejercicios específicos: Se combinan ejercicios de movilidad pasiva o asistida para evitar la fibrosis de la cápsula articular (pérdida de movimiento) con ejercicios de musculación para el manguito de los rotadores, los cuales aumentan la resistencia y calidad de los tendones que lo forman.
Infiltración: En aquellos casos que no se produce mejoría progresiva o que el dolor es muy incapacitante, podemos ofrecerle una infiltración de corticoides (únicamente si el dolor es muy incapacitante y no hay signos de rotura parciales del tendón) o de factores de crecimiento plaquetario – P.R.P que se obtiene de la propia sangre del paciente con el fin de mejorar la inflamación y estimular la regeneración de los tendones (ver apartado de medicina regenerativa).
En los casos en que el dolor no mejora pasados seis meses o casos de dolor muy intenso, ofrecemos un tratamiento quirúrgico por cirugía artroscópica mínimamente invasiva asociada a un tratamiento de PRPs para acelerar la recuperación y estimular la reparación biológica de los tejidos.
Hoy os presento a Eduardo que vino a mí consulta buscando una alternativa a un dolor muy limitante del hombro izquierdo de más de un año de evolución. Acudió a mí consulta ya desesperado pues había realizado todo tipo de terapias alternativas, infiltraciones y le estaba ya afectando a su vida laboral de manera importante.
Tras realizarle una exploración pormenorizada y con unas pruebas de imagen actuales. Decidí someterle a una cirugía artroscópica mínimamente invasiva para liberación del espacio subacromial e infiltración local de plasma rico en plaquetas en el tendón supraespinoso por una rotura parcial y calcificación local.
El resultado a los 10 días no puede ser mejor. La elevación activa del hombro esta casi completa y tiene una ligera limitación de la rotación del hombro. Está realizando ya un programa específico de rehabilitación y fisioterapia.
Refiere que en el postoperatorio no ha tenido apenas dolores e incluso ya nota mejoría del dolor con respecto a antes de la operación. Él está muy contento y ya puede ver como el dolor y limitación de hombro izquierdo es cosa del pasado.
Si estás en la misma situación que Eduardo o conoces a alguien que esté en esta situación, no lo dudes y pide cita en mi consulta para una valoración personalizada.