Cada tratamiento médico, ya sea, conservador o quirúrgico, tiene unas determinada indicaciones. No todos los casos se pueden beneficiar de un tratamiento con infiltraciones o con cirugía; ni todos los casos se pueden tratar con tratamiento conservador. La clave y el arte de la medicina está en saber indicar que tratamiento específico es para cada caso en particular.
Por eso es de vital importancia escuchar al paciente, solicitar nuevas y actuales pruebas diagnósticas y explorar de manera minuciosa a cada persona. Solo así, dedicando tiempo a cada caso y aplicando la ciencia y mi experiencia puedo ofrecer el mejor tratamiento posible en cada situación.
Cada vez estoy haciendo más tratamientos tipo “tratamientos a la carta” y personalizados. De esta manera, puedo atacar ya no solo el problema en sí, sino también atacar la raíz del problema y poder hacer que los efectos de todos mis tratamientos sean más prolongados en el tiempo y que mis pacientes tengan un 95% de satisfacción tras ponerse en mis manos.
Hoy os presento a Pascual que vino a mí consulta buscando una alternativa a un dolor muy limitante de la rodilla derecha en la que le habían diagnosticado artrosis de rodilla. Le habían aconsejado la colocación de una prótesis, pero él se negaba a realizarse ese tipo de cirugía, pues le gusta mucho ir al monte y la caza y tenía conocidos que con el tratamiento protésico no habían tenido buenas experiencias.
Tras realizarle una exploración pormenorizada y con unas pruebas de imagen actuales, decidí someterle a una cirugía artroscópica mínimamente invasiva para reparación meniscal y limpieza articular, así como un tratamiento intraóseo, percutáneo de plasma rico en factores de crecimiento extraídos de la propia sangre y concentrado de células mesenquimales adultas obtenidas de la grasa abdominal a través de un lipoaspirado abdominal por mínima incisión. También le he prescrito tratamiento no quirúrgico como son unas plantillas personalizadas para evitar sobrecargar la zona interna de su rodilla por un varo de la misma y un programa de fisioterapia y reeducación postural especifico.
El resultado a los cuatro meses no puede ser mejor. Camina sin apenas cojera, se agacha sin problemas como podrás ver en el video de su testimonio y ya no tiene dolores. Él está feliz y ha recuperado la vitalidad para realizar las actividades al aire libre que tanto le gustan.