María es una paciente joven y activa que acudió a mi consulta tras haber probado todos los tratamientos posibles para su condromalacia de ambas rodillas en grado máximo. Tenía dolores constantes que le impedían incluso subir unas pequeñas escaleras que tenía en su puesto de trabajo. Tenía dolores nocturnos y se sentía muy mayor para su edad. Estaba muy limitada para cualquier actividad deportiva.
Tras estudiar su caso de manera personalizada, opté por realizarle un tratamiento con concentrado de células mesenquimales para tratar su caso de condromalacia severa bilateral.
El tratamiento se hace de manera ambulante sin necesidad de ingreso hospitalario. El concentrado de células mesenquimales se extrae de la grasa abdominal mediante un miniaspirado realizado en una sala quirúrgica estéril. La anestesia que se usa es una sedación leve, pues no suele molestar en exceso y el paciente está consciente y relajado.
La grasa extraída, que es aproximadamente de 200 cc, se procesa en el mismo momento mediante un sistema mecánico de membranas que separa la grasa propiamente dicha, del concentrado de células mesenquimales. Todo ello se realiza mediante un sistema cerrado y sin añadir ningún agente externo, por lo que el resultado carece de posibilidad de rechazo al tratarse de las células del propio pacientes.
En el mismo acto se realiza la infiltración del concentrado dentro de la articulación y en foco de la lesión, gracias a la ayuda de una ecógrafo de alta potencia y/o un aparato de fluoroscopio. También se introduce el concentrado de células mesenquimales junto una cantidad importante de plasma rico en factores plaquetarios obtenidos de la sangre del propio paciente para activar de manera más potente a estas células.
Sería a modo de símil, como si plantamos semillas en una tierra y necesitamos regarlas con agua para que germinen. Pues las semillas son las células y el agua es el plasma. La duración de todo este proceso suele ser de una hora.
Tras el tratamiento, el paciente es dado de alta a su domicilio y se le permite apoyar con ayuda de dos muletas. Que suelo dejar 1-2 semanas dependiendo de la inflamación. Al mes se camina sin ayuda de muletas. La mayoría de pacientes nota mejoría significativa a partir del tercer mes.
En el vídeo puedes ver a María que tras nueve meses hace vida completamente normal. Sus rodillas no están inflamadas y no le molestan. Puede realizar actividades como bicicleta, subir y bajar escaleras sin problemas, cosa que antes era imposible.
María está muy contenta y anima a cualquier persona que esté en la situación a pedir una consulta para valorar este tipo de tratamiento.
Si estás en la misma situación que María o tienes algún familiar o conocido que lo está, no dudes en recomendarles que pida consulta para valorar su caso de manera individual.